Hola, buenos días, y feliz finde. Sábado y acabando semana, solamente se me ocurre que tengo un montón de tiempo para hacer trastadas, de las mías.
Ya sabéis que soy la superwoman del reciclaje. Que todo lo convierto en otra cosa, se reutiliza, se le da nueva vida, se le da una vuelta, etc, etc, etc.. Pues siempre toca, si no un pito, una pelota.
Pues ha llegado el día en que la he hecho de las buenas, por no decir que la he cagado, porque queda muy feo.
Hace así como mil años, alguien, no recuerdo quién, trajo a casa de mi madre un jarrón. Por alguna razón que desconozco, (supongo que a mi madre no le gustó y me lo endiñó a mí) el jarrón de marras ha convivido con mi familia, durante todo el tiempo que soy capaz de recordar.
Ha ido de aquí para allá, ahora una estantería, ahora un trastero, que en el altillo de la escalera, que casi, casi, a la basura. Bien está la cosa; hasta que decido, con este cerebro, con el que me ha dotado la naturaleza, que lo puedo tunear, para darle una vida nueva. Aquí os presento al famoso jarrón, y su antes de pasar por mis manos.
Tras unas manos de pintura, un craquelado, unos decoupages, , y la satisfacción del trabajo bien hecho, éste es el resultado.
Feliz como una perdiz, lo publico en mis redes, como el que simula ser artista, y cree haber hecho algo importante.
Una avalancha de mensajes, por Facebook, por Instagram, casi me mandan cartas escritas a mano para explayarse con lo cateta que soy. Resulta ser, que el jarrón, que yo tan alegremente he estropeado, es un socarrat de cerámica de Manises (Valencia), que tiene no se cuanto valor y que están demandados por los coleccionistas de semejantes objetos.
Por otra parte están los que directamente me han dicho que les gustaba más antes, independientemente de lo del socarrat.
Tendré que replantearme mi talento, y dedicarme a otros pormenores, que por este camino, me parece que no voy bien.
Con lo emocionada que estaba yo con mis cosillas!!!
Bueno, hasta mañana, que me voy a llorar un ratillo, para desahogarme, buuuaaaaaa!!!!