MARAYA LIFE: Amigurumis

Hola, querid@s Marayer@s!!! Como os prometí en la entrada anterior os voy a contar de dónde vienen los amigurumis. Me gusta el ganchillo, como hobby, desde siempre. Herencia de mi abuela paterna, que fue con la que pasé maravillosas tardes, sentada en la puerta de su casa, con la silla pequeña de anea y disfrutando de su perenne sonrisa, mientras me enseñaba a hacer mis primeros agarradores, que como me salía todo medio raruno no podría llamarse de otra manera👧👱. Mi abuela materna me ayudó a lo largo de los años en todas las labores que me propuse y gracias a ella conseguí poder acabar muchas de ellas 👧👵.

Amigurumi es literalmente "peluche tejido". Es una costumbre o tendencia japonesa que consiste en tejer pequeños muñecos mediante cochet o ganchillo.

El descubrimiento de los amigurumis me influyó muchísimo. Cambió mi forma de ver las manualidades y la artesanía ya que mi curiosidad me llevó a buscar el cómo, cuándo y por qué de estas preciosidades que me entusiasmaban.

Patrón original de www.sabrinasomers.com

HISTORIA DE LOS AMIGURUMIS

Os la cuento de memoria ya que hace varios años que investigué sobre el tema. En varios blogs y enciclopedias, se habla sobre la historia de lo que es el amigurumi actual.

El amigurumi como hoy lo conocemos forma parte de la cultura Kawaii, que significa bello, bonito, adorable, cute, ...

Proviene de Japón, un país con una cultura textil ancestral. Desde los kimonos de las geishas, hasta los vestidos de los Samurais, (ellos mismos tejían una especie de calcetines con los dedos separados, para poder luchar más libremente). Siempre trabajadores, los japones han tejido de forma continuada dedicándole a esta labor gran parte de su tiempo. Así que los muñecos realizados con "gancho" aparecieron de forma natural a lo largo de los años. Estos muñecos aún no eran amigurumis, se llamaban Amineko, de cuerpo largo y delgado parecidos a los muñecos de trapo. Hoy se continúan haciendo y los denominamos amigurumis, ya que son adorables y cumplen la misma misión de éstos.

Fue tras la 2ª Guerra Mundial y el bombardeo con las Bombas Atómicas de Hiroshima y Nagasaki, cuando la nación japonesa se vio sumida en el caos y la desgracia. La reconstrucción, más rápida de lo esperado, del país, fue el objetivo de todos lo japoneses. El renacimiento de lo material y de lo inmaterial. En este momento necesitaron más que nunca sentirse protegidos y saber que todo se iba a solucionar antes o después. Y empezaron a utilizar los amigurumis como amuletos y para combatir el sentimiento de pérdida.

La gran transformación social que sufre el país, conlleva la conversión de sus ciudadanos en "hombres a sueldo" y "mujeres de oficina", que llevaron a Japón a convertirse en una gran potencia económica. Muchas horas en el trabajo, ausentes del hogar y la familia. El amigurumi ocupa ese lugar y llena el vacío.

Con la llegada del movimiento "cute" y la creación de Hello Kitty, en 1979, fueron los detonantes para la expansión a nivel nacional del amigurumi.A partir de este momento forman parte de su tradición significando más que un juguete o un mero pasatiempo.

Su objetivo final en el adulto es mantener vivo el niño que llevamos dentro, pues dice la tradición que cada amigurumi posee un "alma" que lo convierte en compañero de su dueño de por vida. Lo acompaña, consuela y protege en momentos de gran estrés o tristeza. Lo llevan al trabajo para recordar lo bello que tienen fuera de él y les evocan a sus seres amados y valorados. Con semejante motivación no nos debe extrañar que todos los niños japoneses tengan a su amigurumi nada más nacer.

Ya sabéis un poquito más sobre nuestros bichetes favoritos. Y a seguir crocheteando. Si te gusta la entrada, espero tu comentario con ilusión y entre ovillos!!!

2 comentarios

1 comentarios

Hay mujeres, como hay hombres. Que haberlos, los habrá, seguro.

Hay mujeres "que arrastran maletas cargadas de lluvia", no es mío, es de Sabina, mi idolatrado Sabina. Hay mujeres cuyas cargas son tan grandes que no se encuentran "atadas de manos y pies al olvido", que sentadas en el interior de su miedo, son capaces de levantarse y gritar a los cuatro vientos que existen; que existen, no sólo para criar a los hijos; no sólo para trabajar como si no hubiera un mañana, como locas efervescentes, que saben que si hoy no ganan el jornal, mañana va ha estar jodido llevar el plato de comida a la mesa; ni para llegar a la casa y encontrarse los calzoncillos en el pomo de la puerta de la cocina, porque no ha habido huevos de dejarlos en el cesto de la ropa sucia.

Hay mujeres "que tocan y curan", que cuando las tienes como amigas, una palabra suya bastará para sanarte. A las que quieres porque no puedes dejar nunca de hacerlo, aunque el tiempo pasa y no te ves, y cuando aparece por la puerta te notas las mariposas del amor fraternal, indefinible seguramente, aconsejable siempre.

Hay" mujeres de fuego, hay mujeres consuelo"; otras en cambio, "ni cuando mienten dicen la verdad", que "huyen perseguidas por su soledad", "que besan y matan", pero de estas no quiero ni acordarme hoy.

Hoy aplaudo a las mujeres "que nunca reciben postales de amor", ni falta que les hace, que no "sueñan con trenes llenos de soldados", por que no los necesitan, que eligen si quieren mandar sus propias postales y a qué soldado lanzarle las flechas.

Que luchan solas ante un futuro, más bien incierto, con sus propias manos, como se ganaban antes las batallas, a fuerza de coraje y corazón.

A ellas, que si me leen, ya saben quien son, les deseo que sigan siendo como son, luchadoras, a muerte con los suyos, y que sigan siendo " mujeres imán".