EL PORQUÉ DE MI TONTUNA
Bueno, ya está. Un nuevo finde que nos sonríe. Y yo con una nueva tontuna, que me tiene privada del sentido del orden cabal y la capacidad de discernir entre lo que puedo y lo que no. Que no le veo fin a mi capacidad, incluso, aunque mi cuerpo me diga lo contrario.
Y aquí estoy con otra de mis peripecias, que desde hace tiempo me venía rondando y como no sé decir que no a nada que signifique aprender, me he puesto, con dos bemoles a hacer jabón casero natural reciclando el aceite y las grasas reutilizadas.
En mi pueblo se han hecho toda la vida, no sabría decir si se siguen haciendo, pero si me lees y lo haces, sería genial que me cuentes cómo y lo compartimos. Si eres de Las Anorias ya sería ...
Mis vacaciones familiares, nunca mejor dicho, siempre fueron en mi pueblo, que se llama Las Anorias, una pequeña aldea que pertenece al municipio de Pétrola, en Albacete. Gran parte de la familia vivía allí y era lo más maravilloso del mundo mundial, ir a ver a mis abuelos y mis tíos, pero lo mejor de todo era que veía a mis primos, todos los días, durante un mes. El que tiene pueblo sabe de lo que hablo. Sentía y siento adoración por mis primas, con las que compartí algunos de los mejores y peores momentos de mi niñez. Seguramente no saben cuantísimo las quiero, ni lo que significan para mí. Tal vez esta sea la primera vez que lo diga en voz alta, pero yo no sería lo que soy sin ellas. 💖💖💖
Ainnnsss, que me enmoñezco y esto toma un cariz que no pretendía. A lo que iba. Allá que nos íbamos mi Bernarda o mi Maruja y la Mari (que soy yo) con un barreño de ropa más grande que una plaza de toros, al lavadero. No sé que edad tendríamos, pero nos teníamos que subir en un pedrusco para llegar a las losas de piedra para restregar la ropa. Ese olor al jabón, aún me inunda en este momento la memoria. Lo primero las sábanas, que tendíamos encima de las piedras que había fuera, para que cuando acabáramos con el resto de la ropa ya estuvieran secas. Lo blanco, con azulete, lo demás enjuagar con maña, que si no se notaba mucho que yo eso no lo hacía en mi casa. Yo lavaba dos cosicas y de aquella manera y ellas ... voy a decir diez, por decir algo, que serían más, seguro. Para mí eran vacaciones, para ellas no.
Así que unos pocos (jjj) años después me he puesto y he aprendido a hacer ese jabón, que lava como ninguno, y aquí estoy con una ilusión como si hubiera descubierto la fórmula de la felicidad, cuando en realidad fueron mis abuelas, y seguramente las suyas las que la descubrieron.
También mi lavadora y el medio ambiente me agradecen la labor, aunque pretendo seguir investigando, para poder hacer mis propios jabones con el menor impacto medioambiental posible, que todo se andará.
Si quieres aprender a hacerlo sólo tienes que comentarlo y te lo cuento!!! Las imágenes que he utilizado las comparto desde Pinterest.